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jueves, 5 de abril de 2012

TRADICION DEL CONEJO Y LOS HUEVOS DE PASCUA



El conejo de Pascua no es un invento moderno. Tiene su origen en las celebraciones anglo-sajonas pre-cristianas. El conejo, un animal muy fértil, era el símbolo terrenal de la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril.

El conejo de Pascua fue introducido en EE.UU. por los inmigrantes alemanes que llegaron al Pennsylvania Dutch Country durante el siglo XVIII. La llegada del “Oschter Haws” se consideraba uno de los grandes placeres de la infancia, equivalente a una visita de Papá Noel en Noche Buena. Los niños creían que si se portaban bien, el “Oschter Haws” pondría huevos de colores.
Los niños construían nidos en lugares apartados o escondidos de la casa, el granero o el jardín para que pusiera sus huevos el conejito. Más tarde empezaría la tradición de construir elaboradas cestas para poner los huevos.

Leyenda del “conejo de Pascua”
Cuenta esta leyenda que, cuando metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José de Arimatea, dentro de la cueva había un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.
El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas.
Así pasó mucho rato, viéndolo; pasó todo un día y toda una noche, cuando de pronto, el conejo vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!
El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado.
Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo.
Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.

Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó. Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.
La costumbre más extendida alrededor del mundo, para celebrar la Pascua, es la regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los amigos.

A veces, ambas tradiciones se combinan y así, el buscar los huevos escondidos simboliza la búsqueda de todo cristiano de Cristo resucitado.
HISTORIA DEL HUEVO DE PASCUA
El primer domingo luego de la primera luna llena de primavera en el hemisferio norte, y otoño en el hemisferio sur, se celebran la Pascua cristiana para conmemorar la resurrección de Cristo. Como la festividad depende del ciclo lunar, la celebración no tiene una fecha fija y varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Pero la fecha no es lo único que cambia, sino que la celebración varía de un país a otro.
En Austria, por ejemplo, los niños cristianos lo celebran de una forma muy particular: decoran huevos duros con motivos diversos y originales (algunos hasta tienen kits especiales para pintar huevos de pascua) y luego van de casa en casa tratando de romper los huevos duros de sus amigos. El que logra romper el huevo de su contrincante, lo conserva como trofeo. “El objetivo es acumular la mayor cantidad de huevos, “Por lo que respecta a la técnicas de decoración, resultan muy variadas y en cada Bundesland podemos encontrar tradiciones totalmente diferentes. Una curiosidad es que algunos huevos suelen estar decorados con citas y dichos populares. Ahora bien, algo ineludible es adornar los huevitos con plantas y flores frescas y añadir el simpático momento de la búsqueda.”
Esta tradición de regalar huevos duros, se parece más a las celebraciones originales de Pascua, aunque cabe destacar que en Austria también comparten huevos y conejos de chocolate durante la festividad.

 “En el antiguo Egipto y Persia, los amigos intercambiaban huevos decorados cuando comenzaba la Primavera, como símbolo del renacer de la naturaleza. Como en Europa el inicio de la Primavera suele coincidir con las Pascuas, el huevo se transformó en el símbolo de la resurrección de Cristo, concepto que se universalizó durante la Edad Media.”

En Mexico esta tradicion no esta muy arraigada pero  Y ustedes, ¿cómo lo celebran?

SIGNIFICADO DE LA SEMANA SANTA

Bueno en base a que estamos en estas fechas y fuera del cotorreo de las vacaciones playas y fiestas y para que no le perdamos el significado a esta semana les explico fuera de toda creencia el significado de la semana santa, espero les sea de interes.

La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Por ello, es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas. Da comienzo el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección, aunque su celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior (Viernes de Dolores) y se considera parte de la misma el Domingo de Resurrección.

La Semana Santa va precedida por la Cuaresma, que finaliza en la Semana de la Pasión donde se celebra la Eucaristía en el Jueves Santo, se conmemora la Crucifixión de Jesús el Viernes Santo y la Resurrección en la Vigilia Pascual durante la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección.

Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión. El ciclo vacacional que le corresponde a la Semana Santa en otros países, como Estados Unidos de América, es conocido como "Spring Break"

Los días más importantes de la Semana Santa son los formados por el llamado Triduo Pascual: La introducción al Triduo (el Jueves Santo y el Viernes Santo), en el que se conmemora la muerte de Cristo; Sábado Santo, en el que se conmemora a Cristo en el sepulcro, y el Domingo de Pascua de la Resurrección.

DOMINGO DE RAMOS

Se conoce como Domingo de Ramos al domingo en el cual se conmemora la entrada mesiánica de Jesús de Nazaret en Jerusalén para dar inicio así a su Pasión y Muerte en la Cruz. Dicho domingo da inicio a la Semana Santa
La liturgia del Domingo de Ramos es una de las más intensas de la Semana Santa y del año litúrgico que junto con las del Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección forman las celebraciones centrales del año.
El Domingo de Ramos es un día alegre y triste a la vez. La liturgia del Domingo de Ramos comienza con la bendición de las palmas y ramas de olivo. Los sacerdotes entran en procesión (la cual suele ser más larga que lo habitual) a celebrar la Misa. El color de éste día es el rojo, que representa a Jesús como rey en su entrada triunfal en Jerusalén (el rojo es color de reyes) y la Pasión del Señor (el rojo es el color de la sangre), celebrándose ambas en éste día.


Al comienzo de la celebración, el sacerdote viste de procesional (con capa pluvial roja), despojándose de ella al llegar al altar y colocándose la casulla roja, vestimenta propia de la Eucaristía. Se da la bienvenida y se lee el Evangelio de la entrada triunfal en Jerusalén. A continuación se bendicen las palmas y ramas de olivo que llevan en sus manos los fieles. Una vez se han bendecido las palmas y ramos de olivo, comienza la procesión de ramos, procesión litúrgica que forma parte de la liturgia del Domingo de Ramos, y que rememora la entrada triunfal del Señor en la ciudad de Jerusalén tal y como lo relatan los Evangelios:

Cuando la procesión llega al templo, se recibe a la gente que viene en procesión cantando, como hicieron los niños de Jerusalén cuando Jesús entró en la ciudad aquel primer Domingo de Ramos para celebrar la Pascua, en un ambiente de gran alegría. En ocasiones, acompaña en la procesión la imagen de Jesús montado en un borrico que se suele llamar "La Borriquilla".

Una vez que llegan los sacerdotes, que suelen ir al final de la procesión, continúa la misa. A partir de aquí la temática cambia y se pasa de una celebración gloriosa (bendición y procesión de ramos) a la misa de Pasión. Aquí es donde cambia la alegría por el dolor y la tristeza.

El sacerdote celebrante hace la oración que finaliza la primera parte de la celebración. Un seglar será el que irá explicando e informando a los fieles del desarrollo de la misa. El seglar va a adquirir un importante papel en la Semana Santa, ya que será el que irá informando a los fieles de lo que se va a ir realizando en las celebraciones del Jueves Santo, Viernes Santo y en la vigilia pascual del Domingo de Resurrección.

A continuación se leen las lecturas correspondientes al Domingo de Ramos, todas ellas, tanto las dos lecturas como el salmo, enfocadas a la Pasión del Señor.

El Evangelio que se lee éste día es la Pasión del Señor, que se suele leer dramatizado, para darle más énfasis por tres personas.

El sacerdote hará de Jesús, otra persona hará de sanedrín leyendo el resto de personajes que aparecen y un tercero hará el papel de cronista. La lectura es larga de modo que se suele invitar a que las personas que no puedan estar mucho rato de pie se puedan sentar.

Una vez se llega al momento de la crucifixión de Jesús todos los que estén sentados deben ponerse en pie al igual que los que han permanecido parados durante toda la lectura de la Pasión y cuando se llega al momento de la muerte del Señor, todos los fieles, incluidos sacerdotes y lectores se arrodillan en silencio.

La misa se desarrolla con una homilía más breve de lo habitual, debido a lo extenso del Evangelio. El resto de la misa se celebra con normalidad, destacando una mayor solemnidad durante la liturgia eucarística.

Al finalizar la misa, los sacerdotes nos invitan a que descansemos durante los tres día próximos (Lunes, Martes y Miércoles Santo) y que nos preparemos para celebrar el triduo pascual, y nos recuerdan que acabamos de entrar en los días claves de la liturgia cristiana.

LUNES SANTO

El Lunes Santo es el segundo día de la Semana Santa. A diferencia de otros días de la Semana Santa que cuentan con ceremonias singulares en la Iglesia Católica, el Lunes Santo continúa la celebración normal de la misa. Durante ésta, el Evangelio que es proclamado refleja el pasaje de la Unción en Betania, en casa de Lázaro, en el que una de las hermanas de éste, María le unge con costosos perfumes. La lectura corresponde al Evangelio de San Juan.


MARTES SANTO

El Martes Santo continúan las celebraciones de la Semana Santa cristiana, que conforme va acercándose los días de los principales cultos (Jueves y Viernes Santo) siguen su reflexión acerca de diversos pasajes de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Son días propicios para la reflexión profunda en los que la Iglesia invita como en una "última llamada" a acercarse al sacramento de la confesión con el fin de estar preparados para vivir la Vigilia Pascual y el gran acontecimiento de la Pascua. El cristiano debe estar en gracia de Dios para participar con toda la Iglesia del gran banquete de la Eucaristía en la Misa más importante del año.

MIERCOLES SANTO

La primera parte de la Semana Santa cristiana llega a su fin con la celebración del Miércoles Santo que  marca el final de la Cuaresma y el comienzo de la Pascua. El Miércoles Santo es el día en que se reúne el Sanedrín, el tribunal religioso judío, para condenar a Jesús.

JUEVES SANTO

El Jueves Santo es una fiesta cristiana que se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección, dentro de la Semana Santa, y que abre el Triduo Pascual. En este día la Iglesia católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena y el lavatorio de los pies realizados por Jesús.

El Jueves Santo se rememora la Institución de la Eucaristía en la celebración de los Santos Oficios. Una vez que éstos han terminado se rememora la agonía y oración de Jesús en el huerto de los olivos (Getsemaní), la traición de Judas y el prendimiento de Jesús.

En este día, por la mañana, tiene lugar la llamada Misa crismal, que es presidida por el Obispo diocesano y concelebrada por la totalidad de su presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los demás óleos, que se emplearán en la administración de los principales sacramentos. Junto con ello, los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el día de su ordenación. Es una manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el sacerdocio y ministerio de Cristo. Es recomendable litúrgicamente y es de práctica común celebrarla en la catedral de cada diócesis.

Los oficios de Semana Santa llegan el Jueves Santo a su máxima relevancia litúrgica. Este día es la Introducción al Triduo Pascual que culminará en la vigilia que conmemora, en la noche del Sábado Santo la Resurrección de Jesucristo.

Los Santos Oficios del Jueves Santo se celebran en una misa vespertina en la tarde de dicho día al caer la tarde, a partir de la hora nona, (las tres de la tarde aproximadamente) que es la hora a la que termina el tiempo de Cuaresma. El Jueves Santo es tiempo de Cuaresma hasta la hora nona, es decir, toda la mañana hasta las tres de la tarde. A partir de ahí comienza el Triduo Pascual, que durará desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección. En la celebración, participa junto a los sacerdotes celebrantes, un seglar, que será el que nos irá informando de lo que se va a ir celebrando a lo largo de éstos oficios.

Los sacerdotes entran, pero de nuevo con cantos, pues ya ha terminado la Cuaresma y se va a celebrar uno de los momentos más importantes del año litúrgico, la Institución de la Eucaristía y el mandamiento del amor. Los cantos de esta celebración están enfocados a la celebración de la institución de la Eucaristía. El color de ésta celebración es el blanco en honor a la Eucaristía sustituyendo al morado cuaresmal.

Dentro de los oficios del día, adquiere un destacado simbolismo el lavatorio de pies que realiza el sacerdote lavando los pies a doce personas a modo de los doce apóstoles y en el que recuerda el gesto que realizara Jesús antes de la Última Cena con sus discípulos, realizándose antes del ofertorio. En ésta celebración se canta de nuevo el "Gloria" a la vez que tocan las campanas de la torre y campanillas de mano, y cuando éste termina, las campanas dejan de sonar y no volverán a sonar hasta la Vigilia Pascual en la Noche Santa.

La celebración se realiza en un ambiente festivo y con una gran solemnidad y en parte de alegría pero también de tristeza por lo que ocurrirá a partir de esa misma tarde de Jueves Santo. Una vez se ha repartido la Comunión, el Santísimo Sacramento se traslada del Sagrario en procesión por el interior de la iglesia, al llamado "Altar de la reserva" o "Monumento", un altar efímero que se coloca ex-profeso para esta celebración, debido a que en la celebración del Viernes Santo no se celebra la Eucaristía. Automáticamente, una vez se ha reservado al Santísimo, los oficios finalizan de un modo tajante, ya que el sacerdote no imparte la bendición, pues la celebración continuará al día siguiente y es el seglar el que nos informa de que la celebración ha terminado y se nos invita a celebrar al día siguiente la muerte del Señor. Igualmente, el altar es despojado de todo tipo de ornato quedando lo más sobrio posible, inclusive sin mantel.

El lavatorio queda reflejado también en el Evangelio del día:

Durante la noche se mantiene la adoración del Santísimo en el "Monumento", celebrándose la llamada "Hora Santa" en torno a la medianoche, quedando el Santísimo allí hasta la celebración del Viernes Santo. Esta reserva recuerda la agonía y oración en Getsemaní y el encarcelamiento de Jesús, y por eso los sacerdotes celebrantes de los oficios piden que velen y oren con Él, como Jesús pidió a sus apóstoles en el huerto de Getsemaní. Una vez han terminado los oficios, se rememora la oración y agonía de Jesús en el huerto de los olivos, la traición de Judas y el prendimiento de Jesús, que se suele celebrar con procesiones en la tarde-noche del Jueves Santo.

En algunos lugares, existe la tradición de visitar siete monumentos en distintos Templos de una misma ciudad, para recordar a modo de "estaciones", los distintos momentos de la agonía de Jesús en el Huerto y su posterior arresto.

Desde hace unos años, la Iglesia Católica celebra el Jueves Santo, el llamado Día del Amor Fraterno

El Jueves Santo Jesús cenó la Pascua con sus apóstoles o discípulos, siguiendo la tradición judía, ya que según ésta se debía de cenar un cordero puro y del año; con la sangre de éste se debía rociar la puerta en señal de purificación ya que si no se hacía así el ángel exterminador entraría a la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima plaga), según lo relatado en el libro del Éxodo.

VIERNES SANTO

El Viernes Santo es una de las principales celebraciones de la religión del Cristianismo, dentro de la denominada Semana Santa. Este día se recuerda la Muerte de Jesús de Nazaret.

En este día, la Iglesia Católica manda a sus fieles guardar ayuno o bien abstinencia de carne, a fin de hacer propios los sufrimientos de Cristo, y con él, unirnos al sufrimiento de los pobres, los enfermos y aquellos cuya alma está atribulada.

En la religión católica siguiendo una antiquísima tradición, en este día no se celebra la Eucaristía y se venera la Cruz.

En lugar de la Misa, se celebra la "Liturgia de la Pasión del Señor" a media tarde del viernes, de ser posible cerca de las tres de la tarde, hora en la que se ha situado la muerte del Señor en la cruz. Por razones pastorales puede celebrarse más tarde, pero no después de las seis.

El sacerdote y el diácono visten ornamentos rojos, en recuerdo de la sangre derramada por Jesucristo en la cruz. Los obispos participan en esta celebración sin báculo y despojados de su anillo pastoral. Al momento de la veneración de la santa cruz, irán descalzos.

Antes de iniciar la celebración, el templo se presenta con las luces apagadas, y de no ser posible, a media luz. El Altar (y los laterales) se encuentran sin manteles ni adornos, mientras que a un costado de éste, ha de disponerse un pedestal para colocar en él la santa cruz que será ofrecida a veneración.

El comienzo de esta celebración es en silencio. El sacerdote se postra frente al altar, con el rostro en tierra, recordando la agonía de Jesús. El diácono, los ministros y los fieles se arrodillan en silencio unos instantes. El sacerdote, ya puesto de pie, se dirige a la sede donde reza una oración (a modo de oración colecta).

En seguida, estando los fieles sentados, se proclaman dos lecturas, la primera del profeta Isaías (el siervo sufriente) y la segunda del apóstol San Pablo, intercaladas por un salmo ("Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu").

Después de la segunda lectura, sin aclamación, se proclama el relato completo de la Pasión según San Juan, en cuya lectura participan varias personas, leyéndose los papeles de Jesús (por el diácono o el sacerdote), el cronista por una persona y el Sanedrín (las personas que aparecen en el relato) por otro, siendo un seglar el que informa de lo que se va a ir realizando a lo largo de ésta celebración, al igual que en el día anterior. La homilía es algo más breve de lo habitual debido a lo extenso del Evangelio.

Luego tienen lugar las peticiones, hechas hoy de manera solemne por la Iglesia, el Papa, los clérigos, fieles, gobernantes e incluso por los no católicos, los judíos y los ateos.

Después tiene lugar la veneración del Árbol de la Cruz, en la cual se descubre en tres etapas el crucifijo para la veneración de todos. El sacerdote celebrante va a los pies de la iglesia junto con dos personas (diáconos o monaguillos normalmente) que portan unos cirios y va avanzando con la cruz tapada con una tela oscura o roja y la va destapando mientras canta en cada etapa la siguiente aclamación: " Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la Salvación del Mundo", respondiendo los fieles y el coro "Venid a adorarlo", de modo que al llegar al Altar queda totalmente descubierta.

A continuación los sacerdotes besan la cruz y después todos los fieles. Mientras, se suele cantar alguna canción, la única en toda la celebración. Las que están mandadas en el Misal Romano son tres, que se cantan a continuación una de otra: Los "Improperios" o reproches de Jesús al pueblo, el "Crux Fidelis" ("Oh Cruz fiel", alabanzas a la cruz de Cristo), y el "Pange Lingua" (Canta Oh Lengua, himno eucarístico, que se canta durante el traslado del Santísimo Sacramento desde el Monumento al Altar).

Terminada esta parte, se coloca un mantel en el Altar y el celebrante invita a los fieles a rezar el Padre Nuestro como de costumbre. Se omite el saludo de la paz, y luego de rezado el Cordero de Dios, se procede a distribuir la Comunión a los fieles con las Sagradas Formas reservadas en el monumento el día anterior, o sea, Jueves Santo. La celebración culmina sin impartirse la bendición, al igual que en el día anterior ya que la celebración culminará con la Vigilia Pascual, y se nos invita a esperar junto a María la llegada de la Resurrección del Señor, pero mientras tanto, nos recojamos en un profundo silencio y meditemos sobre la Muerte del Señor. A continuación los sacerdotes, diáconos y ministros se marchan en silencio a la sacristía.

Junto a las ceremonias que tienen lugar en los templos, en muchos lugares se conmemora el Viernes Santo con el rezo del Vía Crucis literalmente el camino de la cruz, donde a través de catorce estaciones se rememoran los pasos de Jesús camino a su muerte. Este suele realizarse en el templo (donde hay representaciones pictóricas de las estaciones) o por las calles en torno al mismo. En algunos lugares existe la costumbre de que algunos fieles, debidamente caracterizados, dramaticen las distintas estaciones.

También es costumbre en algunos lugares la meditación de las "Siete Palabras" que Jesús pronunció en la Cruz.

En muchos lugares por la mañana del viernes santo, al igual que al día siguiente, suelen predicarse retiros espirituales y se dispone de sacerdotes atendiendo confesiones.

El Viernes Santo es el único día del calendario litúrgico católico donde no se celebra la Misa, como luto por la muerte del Señor.

En esta acción litúrgica se recoge una colecta, destinada a financiar el mantenimiento de los Santos Lugares de Israel y Palestina, donde vivió terrenalmente Nuestro Señor Jesucristo. Los encargados de mantener estos lugares son los Franciscanos Custodios de Tierra Santa.

SABADO SANTO

El sábado Santo (denominado hasta la reforma litúrgica de 1955 Sábado de Gloria) es el tercer día del Triduo Pascual, que concluye con las segundas Vísperas del Domingo de Resurrección culminando así para los cristianos la Semana Santa. Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la Cruz, se espera el momento de la Resurrección. Es la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo. Una vez ha anochecido, tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.

El Sábado Santo es un día de luto. En la Iglesia Católica también se conmemora la Soledad de María después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo. Hoy la Iglesia se abstiene absolutamente del sacrificio de la Misa. La Sagrada Comunión puede darse solamente como viático. No se conceda celebrar el Matrimonio, ni administrar otros sacramentos, a excepción de la Penitencia y la Unción de los Enfermos.

Hasta la reforma litúrgica de la Semana Santa acometida por el Papa Pío XII (encargada en 1955 a Monseñor Aníbal Bugnini como una especie de anticipo a la reforma litúrgica general del Concilio Vaticano II) se llamaba a este día Sábado de Gloria, pues la celebración de la Resurrección (la Vigilia Pascual) tenía lugar ya en la mañana del sábado. En 1951 Pío XII permitió, mediante el inesperado decreto "Dominicae Resurrectionis" de 9 de febrero (Vid. AAS 43 (1951), pp. 128-129), que la vigilia se realizase de noche, lo que tras otro decreto, el "Maxima Redemptionis" de 16 de noviembre de 1955 (Vid. AAS 47 (1955), pp. 838-841), fue obligatorio a partir de 1956. Desde entonces dicha Vigilia se celebra más razonablemente en horas de la noche, el Sábado Santo queda para los católicos más como un día de espera, expectante por la gran celebración que tendrá lugar unas horas más tarde.

Aunque en muchos lugares sigue denominándose así por la costumbre, su uso es incorrecto.

Como no puede celebrarse ningún rito oficial durante el día, se suelen predicar retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes durante el día atienden confesiones. También es costumbre en algunos templos el rezo de la Liturgia de las Horas por parte de los clérigos con participación de fieles seglares

DOMINGO DE RESURRECCION

El Domingo de Resurrección,también conocido  como ,Pascua Florida, Domingo de Pascua, o simplemente Pascua, es la fiesta central del cristianismo, en la que se conmemora, de acuerdo a los evangelios canónicos, la resurrección de Jesús al tercer día después de haber sido crucificado.


El Domingo de Resurrección marca el final de la Cuaresma, un período de cuarenta días de ayuno, oración y penitencia. La última semana de la Cuaresma se celebra la Semana Santa en conmemoración de la crucifixión y muerte de Jesús. A la Semana Santa le sigue un período de cincuenta días también llamado Pascua o Tiempo pascual, que termina con el Domingo de Pentecostés.

El Domingo de Resurrección es una fiesta móvil, lo que significa que no se fija en relación al calendario civil. El Primer Concilio de Nicea (año 325) estableció la fecha de la Pascua como el primer domingo después de la luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte.  La fecha por tanto, varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril. El cristianismo oriental basa sus cálculos en el calendario juliano, por lo que su fecha se sitúa entre el 4 de abril y 8 de mayo.

Durante este día se celebran en distintos lugares del mundo procesiones religiosas, así como celebraciones litúrgicas. Las costumbres del Domingo de Resurrección varían en todo el mundo cristiano, pero la decoración huevos de Pascua es un algo común en el mundo occidental.

Los primeros cristianos ?que eran judíos? celebraban la Pascua de Resurrección a la par cronológica que la Pascua judía. Pero desde el Primer Concilio de Nicea (en el 325) los cristianos separaron la celebración de la Pascua judía de la cristiana, quitándole los elementos hebreos. Pero dejaron el carácter móvil de la fiesta recordando que Cristo resucitó en la Pascua hebrea. Hoy día la Iglesia católica mantiene el carácter móvil de la fecha de Pascua.

Esta fiesta determina el calendario móvil de otras fiestas: así la Ascensión (el ascenso de Jesús al cielo) se celebra 40 días después de Pascua, y Pentecostés 10 días después de la Ascensión. La semana anterior a la Pascua de Resurrección es la Semana Santa, que comienza con el Domingo de Ramos (que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén). La Octava de Pascua (popularmente conocida como «semana de Pascua») es la semana que sucede a este Domingo de Pascua (o Domingo de Resurrección). El tiempo pascual o tiempo de Pascua designa, en la liturgia católica, las semanas que van desde el Domingo de Resurrección hasta el de Pentecostés.

La expresión «pascua» remite principalmente a la fiesta de la Resurrección, que también es llamada a veces «pascua florida», pero también se usa para referirse a otras tres celebraciones cristianas: la Navidad (25 de diciembre), la Epifanía o Adoración de los Magos (6 de enero) y Pentecostés, la venida del Espíritu Santo (cincuenta días después de la Resurrección). En Chile, el término Pascua se aplica coloquialmente a la Navidad, mientras que a la Pascua se le llama «Pascua de Resurrección.

El Nuevo Testamento enseña que la resurrección de Jesús, que celebra la Pascua, es fundamento de la fe cristiana. La resurrección estableció a Jesús como el Hijo de Dios y se cita como prueba de que Dios juzgará al mundo con justicia. Dios ha dado a los cristianos "un nuevo nacimiento a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos". Los cristianos, por la fe en el poder de Dios han de discernir espiritualmente con Jesús resucitado, para que se pueda caminar en una nueva forma de vida.

La Semana Santa, y la Pascua en particular, está ligada a través de la última cena y la crucifixión de Jesús a la Pésaj (Pascua Judía) y al Éxodo del pueblo hebreo narrado en el Antiguo Testamento. De acuerdo con las escrituras, Jesús, mientras preparaba a sus discípulos y a él mismo para su muerte durante la última cena, dio a la cena de Pascua un nuevo significado. Él identificó el pan y la copa de vino como su cuerpo antes de ser sacrificado y su sangre derramada. El apóstol Pablo, sobre la celebración de la Pascua dice: "Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad".

La celebración de la Pascua de Resurrección se presenta de diferentes formas entre los cristianos occidentales. La práctica litúrgica tradicional, tal como se practica entre los católicos y algunos luteranos y anglicanos se inicia en la noche del Sábado Santo con la Vigilia Pascual. Así pues, la liturgia más importante del año se inicia con la bendición del fuego pascual en la oscuridad total, la iluminación del Cirio Pascual (símbolo de Cristo resucitado) y el canto del Exultet, o pregón pascual, atribuido a San Ambrosio de Milán.

Después se leen numerosas lecturas del Antiguo Testamento: pasajes como las historias de la creación, el sacrificio de Isaac, el cruce del Mar Rojo y la anunciada venida del Mesías. Esta parte del servicio religioso culmina con el canto de la Gloria y del Aleluya y con la proclamación de la resurrección según el Evangelio.

En ese momento, y dependiendo la costumbre local, se pueden tocar las campanas de los templos y encender las luces. A continuación, la atención se desplaza desde el altar a la pila bautismal. Antiguamente, la Pascua se consideraba el momento ideal para que los conversos recibieran el bautismo, y esta práctica continúa dentro de la religión católica y la comunidad anglicana. Si hay bautizos en este momento o no, es tradicional que la congregación a renovar los votos de su fe bautismal. Este acto es a menudo sellado por la aspersión de la congregación con el agua bendita. El sacramento católico de la Confirmación también puede ser celebrado durante la Vigilia.

En general, las misas se celebran como de costumbre, pero de manera más solemne y festiva, con abundantes instrumentos musicales y arreglos corales, incienso, y un reiterativo Aleluya que se verá en el Salmo que se canta ese día, en la propia aclamación al Evangelio. La Vigilia Pascual concluye con la celebración de la Eucaristía (conocida en algunas tradiciones como la Sagrada Comunión).

Como algunas diferencias, ciertas iglesias prefieren mantener esta vigilia desde muy temprano en la mañana del domingo en vez del sábado por la noche, las iglesias protestantes en especial, para reflejar el relato del evangelio de las mujeres que acuden a la tumba al amanecer del primer día de la semana

En países hispanos, y en particular en España, se celebran procesiones poniendo un punto final a la celebración de la Semana Santa. Muchas de ellas tienen como punto más destacado el Encuentro entre las imágenes de la Virgen y Cristo Resucitado.

En Filipinas, predominantemente católica romana, la mañana de Pascua (conocido en el idioma nacional como "Pasko ng Pagkabuhay Muling" o la Pascua de la Resurrección) está marcada con una celebración de gozo, al amanecer, en la que grandes estatuas de Jesús y María son llevadas en procesión para encontrarse, imaginando la primera reunión de Jesús y su madre, María, después de la Resurrección de Jesús. Esto es seguido por una alegre misa de Pascua.

En la cultura polaca, se celebra la Rezurekcja (procesión de Resurrección) en una alegre Misa de Pascua por la mañana, al amanecer, cuando las campanas suenan y se tiran petardos para conmemorar la resurrección de Cristo sobre la muerte. Antes de que comience la misa al amanecer, una procesión festiva lleva el Santísimo Sacramento bajo un palio rodea a la iglesia. Dentro del templo, las campanas replican y son agitadas vigorosamente por monaguillos, y el aire se llena de incienso. Otra tradición polaca de Pascua es la denominada ?wi?conka, la bendición de las cestas de Pascua por el sacerdote de la parroquia el Sábado Santo. Esta costumbre se celebra no sólo en Polonia, sino también en los Estados Unidos por los ciudadanos de