Las consecuencias son críticas: seiscientas mil familias de mil seiscientos municipios de 20 estados sufren los estragos del peor desastre agrícola desde 1940, según los datos de las autoridades agropecuarias y las distintas organizaciones de productores del país.
En Coahuila, por ejemplo se han dejado de sembrar sesenta mil hectáreas de cultivo y han muerto cuarenta mil cabezas de ganado, las pérdidas han sido estimadas en mil ochocientos ochenta millones de pesos.
En Zacatecas otro de los estados más golpeados por la sequia están secos treinta mil pozos de abrevadero, lo que ha dañado, cerca de novecientas mil hectáreas de cultivo y contribuido a la muerte de sed de cerca de cuarenta mil cabezas de ganado.
El caminar por las terracerías del reseco erial zacatecano enfrenpa al caminante a dos dramáticas realidades; la caída de la producción del frijol (principal producto agrícola del estado) de trescientos mil a setenta y dos mil toneladas, y la muerte del ganado. Sus propietarios hacen todo lo posible por evitarlo: queman nopal y adquieren desperdicio de las cervecerías para alimentarlo pero es insuficiente el esfuerzo. Las terracerías parecen flanqueadas por enormes cementerios de reses.
Desde hace veinte meses que empezó la sequia se dispararon muchas alarmas y advertencias con respecto a la consecuencia del cambio climático, estados y productores argumentaban que los apoyos federales no llegaban, mientras que el secretario de agricultura aseguraba que el recurso ya había sido entregado a los estados, pero que las tesorerías de estos no lo liberaban.
Se vino encima la hambruna de la sierra tarahumara en chihuahua lo cual es otra consecuencia de la sequia y la caída de la producción pero esta agravada por la marginación, lo que genero manifestaciones como la llamada caravana del hambre que permitió que el gobierno federal reaccionara creando un fondo por treinta y tres mil ochocientos veinte y siete millones de pesos para atenuar con diversos programas y apoyos los efectos de esta sequia y de los cuales realmente no sabemos cuántos efectivamente lleguen al campo y cuanto se diluya en el mega moustro burocrático mexicano como dicen por ahí el llano esta en llamas y ardera mas.
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