Bueno en base a que estamos en estas fechas y fuera del cotorreo de las vacaciones playas y fiestas y para que no le perdamos el significado a esta semana les explico fuera de toda creencia el significado de la semana santa, espero les sea de interes.
La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la
Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Por ello, es un período de
intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas. Da
comienzo el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección, aunque su
celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior (Viernes de
Dolores) y se considera parte de la misma el Domingo de Resurrección.
La Semana Santa va precedida por la Cuaresma, que finaliza
en la Semana de la Pasión donde se celebra la Eucaristía en el Jueves Santo, se
conmemora la Crucifixión de Jesús el Viernes Santo y la Resurrección en la
Vigilia Pascual durante la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección.
Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de
religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y
las representaciones de la Pasión. El ciclo vacacional que le corresponde a la
Semana Santa en otros países, como Estados Unidos de América, es conocido como
"Spring Break"
Los días más importantes de la Semana Santa son los formados
por el llamado Triduo Pascual: La introducción al Triduo (el Jueves Santo y el
Viernes Santo), en el que se conmemora la muerte de Cristo; Sábado Santo, en el
que se conmemora a Cristo en el sepulcro, y el Domingo de Pascua de la
Resurrección.
DOMINGO DE RAMOS
Se conoce como Domingo de Ramos al domingo en el cual se
conmemora la entrada mesiánica de Jesús de Nazaret en Jerusalén para dar inicio
así a su Pasión y Muerte en la Cruz. Dicho domingo da inicio a la Semana Santa
La liturgia del Domingo de Ramos es una de las más intensas
de la Semana Santa y del año litúrgico que junto con las del Jueves Santo,
Viernes Santo y Domingo de Resurrección forman las celebraciones centrales del
año.
El Domingo de Ramos es un día alegre y triste a la vez. La
liturgia del Domingo de Ramos comienza con la bendición de las palmas y ramas
de olivo. Los sacerdotes entran en procesión (la cual suele ser más larga que
lo habitual) a celebrar la Misa. El color de éste día es el rojo, que
representa a Jesús como rey en su entrada triunfal en Jerusalén (el rojo es
color de reyes) y la Pasión del Señor (el rojo es el color de la sangre),
celebrándose ambas en éste día.
Al comienzo de la celebración, el sacerdote viste de
procesional (con capa pluvial roja), despojándose de ella al llegar al altar y
colocándose la casulla roja, vestimenta propia de la Eucaristía. Se da la
bienvenida y se lee el Evangelio de la entrada triunfal en Jerusalén. A
continuación se bendicen las palmas y ramas de olivo que llevan en sus manos
los fieles. Una vez se han bendecido las palmas y ramos de olivo, comienza la
procesión de ramos, procesión litúrgica que forma parte de la liturgia del
Domingo de Ramos, y que rememora la entrada triunfal del Señor en la ciudad de
Jerusalén tal y como lo relatan los Evangelios:
Cuando la procesión llega al templo, se recibe a la gente
que viene en procesión cantando, como hicieron los niños de Jerusalén cuando
Jesús entró en la ciudad aquel primer Domingo de Ramos para celebrar la Pascua,
en un ambiente de gran alegría. En ocasiones, acompaña en la procesión la
imagen de Jesús montado en un borrico que se suele llamar "La
Borriquilla".
Una vez que llegan los sacerdotes, que suelen ir al final de
la procesión, continúa la misa. A partir de aquí la temática cambia y se pasa
de una celebración gloriosa (bendición y procesión de ramos) a la misa de
Pasión. Aquí es donde cambia la alegría por el dolor y la tristeza.
El sacerdote celebrante hace la oración que finaliza la
primera parte de la celebración. Un seglar será el que irá explicando e
informando a los fieles del desarrollo de la misa. El seglar va a adquirir un
importante papel en la Semana Santa, ya que será el que irá informando a los
fieles de lo que se va a ir realizando en las celebraciones del Jueves Santo,
Viernes Santo y en la vigilia pascual del Domingo de Resurrección.
A continuación se leen las lecturas correspondientes al
Domingo de Ramos, todas ellas, tanto las dos lecturas como el salmo, enfocadas
a la Pasión del Señor.
El Evangelio que se lee éste día es la Pasión del Señor, que
se suele leer dramatizado, para darle más énfasis por tres personas.
El sacerdote hará de Jesús, otra persona hará de sanedrín
leyendo el resto de personajes que aparecen y un tercero hará el papel de
cronista. La lectura es larga de modo que se suele invitar a que las personas
que no puedan estar mucho rato de pie se puedan sentar.
Una vez se llega al momento de la crucifixión de Jesús todos
los que estén sentados deben ponerse en pie al igual que los que han
permanecido parados durante toda la lectura de la Pasión y cuando se llega al
momento de la muerte del Señor, todos los fieles, incluidos sacerdotes y
lectores se arrodillan en silencio.
La misa se desarrolla con una homilía más breve de lo
habitual, debido a lo extenso del Evangelio. El resto de la misa se celebra con
normalidad, destacando una mayor solemnidad durante la liturgia eucarística.
Al finalizar la misa, los sacerdotes nos invitan a que
descansemos durante los tres día próximos (Lunes, Martes y Miércoles Santo) y
que nos preparemos para celebrar el triduo pascual, y nos recuerdan que
acabamos de entrar en los días claves de la liturgia cristiana.
LUNES SANTO
El Lunes Santo es el segundo día de la Semana Santa. A
diferencia de otros días de la Semana Santa que cuentan con ceremonias
singulares en la Iglesia Católica, el Lunes Santo continúa la celebración
normal de la misa. Durante ésta, el Evangelio que es proclamado refleja el
pasaje de la Unción en Betania, en casa de Lázaro, en el que una de las
hermanas de éste, María le unge con costosos perfumes. La lectura corresponde
al Evangelio de San Juan.
MARTES SANTO
El Martes Santo continúan las celebraciones de la Semana
Santa cristiana, que conforme va acercándose los días de los principales cultos
(Jueves y Viernes Santo) siguen su reflexión acerca de diversos pasajes de la
Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Son días propicios para la
reflexión profunda en los que la Iglesia invita como en una "última
llamada" a acercarse al sacramento de la confesión con el fin de estar
preparados para vivir la Vigilia Pascual y el gran acontecimiento de la Pascua.
El cristiano debe estar en gracia de Dios para participar con toda la Iglesia
del gran banquete de la Eucaristía en la Misa más importante del año.
MIERCOLES SANTO
La primera parte de la Semana Santa cristiana llega a su fin
con la celebración del Miércoles Santo que
marca el final de la Cuaresma y el comienzo de la Pascua. El Miércoles
Santo es el día en que se reúne el Sanedrín, el tribunal religioso judío, para
condenar a Jesús.
JUEVES SANTO
El Jueves Santo es una fiesta cristiana que se celebra el
jueves anterior al Domingo de Resurrección, dentro de la Semana Santa, y que
abre el Triduo Pascual. En este día la Iglesia católica conmemora la
institución de la Eucaristía en la Última Cena y el lavatorio de los pies
realizados por Jesús.
El Jueves Santo se rememora la Institución de la Eucaristía
en la celebración de los Santos Oficios. Una vez que éstos han terminado se
rememora la agonía y oración de Jesús en el huerto de los olivos (Getsemaní),
la traición de Judas y el prendimiento de Jesús.
En este día, por la mañana, tiene lugar la llamada Misa
crismal, que es presidida por el Obispo diocesano y concelebrada por la
totalidad de su presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen
los demás óleos, que se emplearán en la administración de los principales
sacramentos. Junto con ello, los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el
día de su ordenación. Es una manifestación de la comunión existente entre el
obispo y sus presbíteros en el sacerdocio y ministerio de Cristo. Es
recomendable litúrgicamente y es de práctica común celebrarla en la catedral de
cada diócesis.
Los oficios de Semana Santa llegan el Jueves Santo a su
máxima relevancia litúrgica. Este día es la Introducción al Triduo Pascual que
culminará en la vigilia que conmemora, en la noche del Sábado Santo la Resurrección
de Jesucristo.
Los Santos Oficios del Jueves Santo se celebran en una misa
vespertina en la tarde de dicho día al caer la tarde, a partir de la hora nona,
(las tres de la tarde aproximadamente) que es la hora a la que termina el
tiempo de Cuaresma. El Jueves Santo es tiempo de Cuaresma hasta la hora nona,
es decir, toda la mañana hasta las tres de la tarde. A partir de ahí comienza
el Triduo Pascual, que durará desde la tarde del Jueves Santo hasta el Domingo
de Resurrección. En la celebración, participa junto a los sacerdotes
celebrantes, un seglar, que será el que nos irá informando de lo que se va a ir
celebrando a lo largo de éstos oficios.
Los sacerdotes entran, pero de nuevo con cantos, pues ya ha
terminado la Cuaresma y se va a celebrar uno de los momentos más importantes
del año litúrgico, la Institución de la Eucaristía y el mandamiento del amor.
Los cantos de esta celebración están enfocados a la celebración de la
institución de la Eucaristía. El color de ésta celebración es el blanco en honor
a la Eucaristía sustituyendo al morado cuaresmal.
Dentro de los oficios del día, adquiere un destacado
simbolismo el lavatorio de pies que realiza el sacerdote lavando los pies a
doce personas a modo de los doce apóstoles y en el que recuerda el gesto que
realizara Jesús antes de la Última Cena con sus discípulos, realizándose antes
del ofertorio. En ésta celebración se canta de nuevo el "Gloria" a la
vez que tocan las campanas de la torre y campanillas de mano, y cuando éste
termina, las campanas dejan de sonar y no volverán a sonar hasta la Vigilia
Pascual en la Noche Santa.
La celebración se realiza en un ambiente festivo y con una
gran solemnidad y en parte de alegría pero también de tristeza por lo que
ocurrirá a partir de esa misma tarde de Jueves Santo. Una vez se ha repartido
la Comunión, el Santísimo Sacramento se traslada del Sagrario en procesión por
el interior de la iglesia, al llamado "Altar de la reserva" o
"Monumento", un altar efímero que se coloca ex-profeso para esta
celebración, debido a que en la celebración del Viernes Santo no se celebra la
Eucaristía. Automáticamente, una vez se ha reservado al Santísimo, los oficios
finalizan de un modo tajante, ya que el sacerdote no imparte la bendición, pues
la celebración continuará al día siguiente y es el seglar el que nos informa de
que la celebración ha terminado y se nos invita a celebrar al día siguiente la
muerte del Señor. Igualmente, el altar es despojado de todo tipo de ornato
quedando lo más sobrio posible, inclusive sin mantel.
El lavatorio queda reflejado también en el Evangelio del
día:
Durante la noche se mantiene la adoración del Santísimo en
el "Monumento", celebrándose la llamada "Hora Santa" en
torno a la medianoche, quedando el Santísimo allí hasta la celebración del Viernes
Santo. Esta reserva recuerda la agonía y oración en Getsemaní y el
encarcelamiento de Jesús, y por eso los sacerdotes celebrantes de los oficios
piden que velen y oren con Él, como Jesús pidió a sus apóstoles en el huerto de
Getsemaní. Una vez han terminado los oficios, se rememora la oración y agonía
de Jesús en el huerto de los olivos, la traición de Judas y el prendimiento de
Jesús, que se suele celebrar con procesiones en la tarde-noche del Jueves
Santo.
En algunos lugares, existe la tradición de visitar siete
monumentos en distintos Templos de una misma ciudad, para recordar a modo de
"estaciones", los distintos momentos de la agonía de Jesús en el
Huerto y su posterior arresto.
Desde hace unos años, la Iglesia Católica celebra el Jueves
Santo, el llamado Día del Amor Fraterno
El Jueves Santo Jesús cenó la Pascua con sus apóstoles o
discípulos, siguiendo la tradición judía, ya que según ésta se debía de cenar
un cordero puro y del año; con la sangre de éste se debía rociar la puerta en
señal de purificación ya que si no se hacía así el ángel exterminador entraría
a la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima plaga), según lo
relatado en el libro del Éxodo.
VIERNES SANTO
El Viernes Santo es una de las principales celebraciones de
la religión del Cristianismo, dentro de la denominada Semana Santa. Este día se
recuerda la Muerte de Jesús de Nazaret.
En este día, la Iglesia Católica manda a sus fieles guardar
ayuno o bien abstinencia de carne, a fin de hacer propios los sufrimientos de
Cristo, y con él, unirnos al sufrimiento de los pobres, los enfermos y aquellos
cuya alma está atribulada.
En la religión católica siguiendo una antiquísima tradición,
en este día no se celebra la Eucaristía y se venera la Cruz.
En lugar de la Misa, se celebra la "Liturgia de la
Pasión del Señor" a media tarde del viernes, de ser posible cerca de las
tres de la tarde, hora en la que se ha situado la muerte del Señor en la cruz.
Por razones pastorales puede celebrarse más tarde, pero no después de las seis.
El sacerdote y el diácono visten ornamentos rojos, en
recuerdo de la sangre derramada por Jesucristo en la cruz. Los obispos
participan en esta celebración sin báculo y despojados de su anillo pastoral.
Al momento de la veneración de la santa cruz, irán descalzos.
Antes de iniciar la celebración, el templo se presenta con
las luces apagadas, y de no ser posible, a media luz. El Altar (y los
laterales) se encuentran sin manteles ni adornos, mientras que a un costado de
éste, ha de disponerse un pedestal para colocar en él la santa cruz que será
ofrecida a veneración.
El comienzo de esta celebración es en silencio. El sacerdote
se postra frente al altar, con el rostro en tierra, recordando la agonía de
Jesús. El diácono, los ministros y los fieles se arrodillan en silencio unos
instantes. El sacerdote, ya puesto de pie, se dirige a la sede donde reza una
oración (a modo de oración colecta).
En seguida, estando los fieles sentados, se proclaman dos
lecturas, la primera del profeta Isaías (el siervo sufriente) y la segunda del
apóstol San Pablo, intercaladas por un salmo ("Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu").
Después de la segunda lectura, sin aclamación, se proclama
el relato completo de la Pasión según San Juan, en cuya lectura participan varias
personas, leyéndose los papeles de Jesús (por el diácono o el sacerdote), el
cronista por una persona y el Sanedrín (las personas que aparecen en el relato)
por otro, siendo un seglar el que informa de lo que se va a ir realizando a lo
largo de ésta celebración, al igual que en el día anterior. La homilía es algo
más breve de lo habitual debido a lo extenso del Evangelio.
Luego tienen lugar las peticiones, hechas hoy de manera
solemne por la Iglesia, el Papa, los clérigos, fieles, gobernantes e incluso
por los no católicos, los judíos y los ateos.
Después tiene lugar la veneración del Árbol de la Cruz, en
la cual se descubre en tres etapas el crucifijo para la veneración de todos. El
sacerdote celebrante va a los pies de la iglesia junto con dos personas
(diáconos o monaguillos normalmente) que portan unos cirios y va avanzando con
la cruz tapada con una tela oscura o roja y la va destapando mientras canta en
cada etapa la siguiente aclamación: " Mirad el árbol de la cruz, donde
estuvo clavada la Salvación del Mundo", respondiendo los fieles y el coro
"Venid a adorarlo", de modo que al llegar al Altar queda totalmente
descubierta.
A continuación los sacerdotes besan la cruz y después todos
los fieles. Mientras, se suele cantar alguna canción, la única en toda la
celebración. Las que están mandadas en el Misal Romano son tres, que se cantan
a continuación una de otra: Los "Improperios" o reproches de Jesús al
pueblo, el "Crux Fidelis" ("Oh Cruz fiel", alabanzas a la
cruz de Cristo), y el "Pange Lingua" (Canta Oh Lengua, himno
eucarístico, que se canta durante el traslado del Santísimo Sacramento desde el
Monumento al Altar).
Terminada esta parte, se coloca un mantel en el Altar y el
celebrante invita a los fieles a rezar el Padre Nuestro como de costumbre. Se
omite el saludo de la paz, y luego de rezado el Cordero de Dios, se procede a
distribuir la Comunión a los fieles con las Sagradas Formas reservadas en el
monumento el día anterior, o sea, Jueves Santo. La celebración culmina sin
impartirse la bendición, al igual que en el día anterior ya que la celebración
culminará con la Vigilia Pascual, y se nos invita a esperar junto a María la
llegada de la Resurrección del Señor, pero mientras tanto, nos recojamos en un
profundo silencio y meditemos sobre la Muerte del Señor. A continuación los
sacerdotes, diáconos y ministros se marchan en silencio a la sacristía.
Junto a las ceremonias que tienen lugar en los templos, en
muchos lugares se conmemora el Viernes Santo con el rezo del Vía Crucis
literalmente el camino de la cruz, donde a través de catorce estaciones se
rememoran los pasos de Jesús camino a su muerte. Este suele realizarse en el
templo (donde hay representaciones pictóricas de las estaciones) o por las
calles en torno al mismo. En algunos lugares existe la costumbre de que algunos
fieles, debidamente caracterizados, dramaticen las distintas estaciones.
También es costumbre en algunos lugares la meditación de las
"Siete Palabras" que Jesús pronunció en la Cruz.
En muchos lugares por la mañana del viernes santo, al igual
que al día siguiente, suelen predicarse retiros espirituales y se dispone de
sacerdotes atendiendo confesiones.
El Viernes Santo es el único día del calendario litúrgico
católico donde no se celebra la Misa, como luto por la muerte del Señor.
En esta acción litúrgica se recoge una colecta, destinada a
financiar el mantenimiento de los Santos Lugares de Israel y Palestina, donde
vivió terrenalmente Nuestro Señor Jesucristo. Los encargados de mantener estos
lugares son los Franciscanos Custodios de Tierra Santa.
SABADO SANTO
El sábado Santo (denominado hasta la reforma litúrgica de
1955 Sábado de Gloria) es el tercer día del Triduo Pascual, que concluye con
las segundas Vísperas del Domingo de Resurrección culminando así para los cristianos
la Semana Santa. Tras conmemorar el día anterior la muerte de Cristo en la
Cruz, se espera el momento de la Resurrección. Es la conmemoración de Jesús en
el sepulcro y su Descenso al Abismo. Una vez ha anochecido, tiene lugar la
principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual.
El Sábado Santo es un día de luto. En la Iglesia Católica
también se conmemora la Soledad de María después de llevar al sepulcro a
Cristo, quedando en compañía del Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la
Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en
el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del
Sábado Santo. Hoy la Iglesia se abstiene absolutamente del sacrificio de la
Misa. La Sagrada Comunión puede darse solamente como viático. No se conceda
celebrar el Matrimonio, ni administrar otros sacramentos, a excepción de la
Penitencia y la Unción de los Enfermos.
Hasta la reforma litúrgica de la Semana Santa acometida por
el Papa Pío XII (encargada en 1955 a Monseñor Aníbal Bugnini como una especie
de anticipo a la reforma litúrgica general del Concilio Vaticano II) se llamaba
a este día Sábado de Gloria, pues la celebración de la Resurrección (la Vigilia
Pascual) tenía lugar ya en la mañana del sábado. En 1951 Pío XII permitió,
mediante el inesperado decreto "Dominicae Resurrectionis" de 9 de
febrero (Vid. AAS 43 (1951), pp. 128-129), que la vigilia se realizase de
noche, lo que tras otro decreto, el "Maxima Redemptionis" de 16 de
noviembre de 1955 (Vid. AAS 47 (1955), pp. 838-841), fue obligatorio a partir
de 1956. Desde entonces dicha Vigilia se celebra más razonablemente en horas de
la noche, el Sábado Santo queda para los católicos más como un día de espera,
expectante por la gran celebración que tendrá lugar unas horas más tarde.
Aunque en muchos lugares sigue denominándose así por la
costumbre, su uso es incorrecto.
Como no puede celebrarse ningún rito oficial durante el día,
se suelen predicar retiros espirituales, y en muchos lugares también los sacerdotes
durante el día atienden confesiones. También es costumbre en algunos templos el
rezo de la Liturgia de las Horas por parte de los clérigos con participación de
fieles seglares
DOMINGO DE RESURRECCION
El Domingo de Resurrección,también conocido como ,Pascua Florida, Domingo de Pascua, o
simplemente Pascua, es la fiesta central del cristianismo, en la que se
conmemora, de acuerdo a los evangelios canónicos, la resurrección de Jesús al
tercer día después de haber sido crucificado.
El Domingo de Resurrección marca el final de la Cuaresma, un
período de cuarenta días de ayuno, oración y penitencia. La última semana de la
Cuaresma se celebra la Semana Santa en conmemoración de la crucifixión y muerte
de Jesús. A la Semana Santa le sigue un período de cincuenta días también
llamado Pascua o Tiempo pascual, que termina con el Domingo de Pentecostés.
El Domingo de Resurrección es una fiesta móvil, lo que
significa que no se fija en relación al calendario civil. El Primer Concilio de
Nicea (año 325) estableció la fecha de la Pascua como el primer domingo después
de la luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte. La fecha por tanto, varía entre el 22 de
marzo y el 25 de abril. El cristianismo oriental basa sus cálculos en el
calendario juliano, por lo que su fecha se sitúa entre el 4 de abril y 8 de
mayo.
Durante este día se celebran en distintos lugares del mundo
procesiones religiosas, así como celebraciones litúrgicas. Las costumbres del
Domingo de Resurrección varían en todo el mundo cristiano, pero la decoración
huevos de Pascua es un algo común en el mundo occidental.
Los primeros cristianos ?que eran judíos? celebraban la
Pascua de Resurrección a la par cronológica que la Pascua judía. Pero desde el
Primer Concilio de Nicea (en el 325) los cristianos separaron la celebración de
la Pascua judía de la cristiana, quitándole los elementos hebreos. Pero dejaron
el carácter móvil de la fiesta recordando que Cristo resucitó en la Pascua
hebrea. Hoy día la Iglesia católica mantiene el carácter móvil de la fecha de
Pascua.
Esta fiesta determina el calendario móvil de otras fiestas:
así la Ascensión (el ascenso de Jesús al cielo) se celebra 40 días después de
Pascua, y Pentecostés 10 días después de la Ascensión. La semana anterior a la
Pascua de Resurrección es la Semana Santa, que comienza con el Domingo de Ramos
(que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén). La Octava de Pascua
(popularmente conocida como «semana de Pascua») es la semana que sucede a este
Domingo de Pascua (o Domingo de Resurrección). El tiempo pascual o tiempo de
Pascua designa, en la liturgia católica, las semanas que van desde el Domingo
de Resurrección hasta el de Pentecostés.
La expresión «pascua» remite principalmente a la fiesta de
la Resurrección, que también es llamada a veces «pascua florida», pero también
se usa para referirse a otras tres celebraciones cristianas: la Navidad (25 de
diciembre), la Epifanía o Adoración de los Magos (6 de enero) y Pentecostés, la
venida del Espíritu Santo (cincuenta días después de la Resurrección). En
Chile, el término Pascua se aplica coloquialmente a la Navidad, mientras que a
la Pascua se le llama «Pascua de Resurrección.
El Nuevo Testamento enseña que la resurrección de Jesús, que
celebra la Pascua, es fundamento de la fe cristiana. La resurrección estableció
a Jesús como el Hijo de Dios y se cita como prueba de que Dios juzgará al mundo
con justicia. Dios ha dado a los cristianos "un nuevo nacimiento a una
esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos".
Los cristianos, por la fe en el poder de Dios han de discernir espiritualmente
con Jesús resucitado, para que se pueda caminar en una nueva forma de vida.
La Semana Santa, y la Pascua en particular, está ligada a
través de la última cena y la crucifixión de Jesús a la Pésaj (Pascua Judía) y
al Éxodo del pueblo hebreo narrado en el Antiguo Testamento. De acuerdo con las
escrituras, Jesús, mientras preparaba a sus discípulos y a él mismo para su
muerte durante la última cena, dio a la cena de Pascua un nuevo significado. Él
identificó el pan y la copa de vino como su cuerpo antes de ser sacrificado y
su sangre derramada. El apóstol Pablo, sobre la celebración de la Pascua dice:
"Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes
mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido
inmolado. Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la
malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la
verdad".
La celebración de la Pascua de Resurrección se presenta de
diferentes formas entre los cristianos occidentales. La práctica litúrgica
tradicional, tal como se practica entre los católicos y algunos luteranos y
anglicanos se inicia en la noche del Sábado Santo con la Vigilia Pascual. Así
pues, la liturgia más importante del año se inicia con la bendición del fuego
pascual en la oscuridad total, la iluminación del Cirio Pascual (símbolo de
Cristo resucitado) y el canto del Exultet, o pregón pascual, atribuido a San Ambrosio
de Milán.
Después se leen numerosas lecturas del Antiguo Testamento:
pasajes como las historias de la creación, el sacrificio de Isaac, el cruce del
Mar Rojo y la anunciada venida del Mesías. Esta parte del servicio religioso
culmina con el canto de la Gloria y del Aleluya y con la proclamación de la
resurrección según el Evangelio.
En ese momento, y dependiendo la costumbre local, se pueden
tocar las campanas de los templos y encender las luces. A continuación, la
atención se desplaza desde el altar a la pila bautismal. Antiguamente, la
Pascua se consideraba el momento ideal para que los conversos recibieran el
bautismo, y esta práctica continúa dentro de la religión católica y la
comunidad anglicana. Si hay bautizos en este momento o no, es tradicional que
la congregación a renovar los votos de su fe bautismal. Este acto es a menudo
sellado por la aspersión de la congregación con el agua bendita. El sacramento
católico de la Confirmación también puede ser celebrado durante la Vigilia.
En general, las misas se celebran como de costumbre, pero de
manera más solemne y festiva, con abundantes instrumentos musicales y arreglos
corales, incienso, y un reiterativo Aleluya que se verá en el Salmo que se
canta ese día, en la propia aclamación al Evangelio. La Vigilia Pascual
concluye con la celebración de la Eucaristía (conocida en algunas tradiciones
como la Sagrada Comunión).
Como algunas diferencias, ciertas iglesias prefieren
mantener esta vigilia desde muy temprano en la mañana del domingo en vez del
sábado por la noche, las iglesias protestantes en especial, para reflejar el
relato del evangelio de las mujeres que acuden a la tumba al amanecer del
primer día de la semana
En países hispanos, y en particular en España, se celebran
procesiones poniendo un punto final a la celebración de la Semana Santa. Muchas
de ellas tienen como punto más destacado el Encuentro entre las imágenes de la
Virgen y Cristo Resucitado.
En Filipinas, predominantemente católica romana, la mañana
de Pascua (conocido en el idioma nacional como "Pasko ng Pagkabuhay
Muling" o la Pascua de la Resurrección) está marcada con una celebración
de gozo, al amanecer, en la que grandes estatuas de Jesús y María son llevadas
en procesión para encontrarse, imaginando la primera reunión de Jesús y su
madre, María, después de la Resurrección de Jesús. Esto es seguido por una
alegre misa de Pascua.
En la cultura polaca, se celebra la Rezurekcja
(procesión de Resurrección) en una alegre Misa de Pascua por la mañana, al
amanecer, cuando las campanas suenan y se tiran petardos para conmemorar la
resurrección de Cristo sobre la muerte. Antes de que comience la misa al
amanecer, una procesión festiva lleva el Santísimo Sacramento bajo un palio
rodea a la iglesia. Dentro del templo, las campanas replican y son agitadas
vigorosamente por monaguillos, y el aire se llena de incienso. Otra tradición
polaca de Pascua es la denominada ?wi?conka, la bendición de las cestas de
Pascua por el sacerdote de la parroquia el Sábado Santo. Esta costumbre se
celebra no sólo en Polonia, sino también en los Estados Unidos por los
ciudadanos de